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domingo, 8 de mayo de 2016

NGC 3344 y NGC 3294 galaxias en Leo Minor

Tras la sesiones de observación del Nómada intergaláctico NGC 2419y  Nómada intergaláctico NGC 2419
aproveché para ir a ver algunas de las galaxias de Leo Minor que tenia en la lista. 

Una de ellas era NGC 3344: preciosa es poco, muy delicada en conjunto pero bien definida con visión indirecta, además dominaban en su interior un conjunto de estrellitas en formación de triángulo que le daban un aspecto sensacional e inolvidable.

El núcleo destacaba bastante y también uno de los brazos, en concreto el superior, marcando con más intensidad de luz la parte del arco correspondiente a las 23 horas del reloj imaginario con centro en la galaxia.

También hice este dibujo a grafito que después he escaneado e invertido:


La siguiente visita fue a la galaxia NGC 3294. 

Tras unos ejercicios a salto de estrella llego enseguida al campo y me detengo en seco. Ostras, pues si que es curiosa la forma. Mientras la anterior era redondeada y elegante ésta es alargada y misteriosa, muestra dos brazos que no sabría decir para dónde giran. Cierto que es como esos dibujos que no sabes hacia donde se mueven. Con 9mm y unos 273 aumentos comencé a dibujarla. Esta galaxia está resultando de lo más atractiva. Se apreciaban dos sectores de brazo en forma de arco uno opuesto al otro, y además con diferentes tamaños: mientras uno se veía corto el otro era más alargado, parecían estar en un abrazo continuo. El núcleo era muy brillante, casi estelar y los brazos se extendían enormes llegando a rebasar en diagonal la alineación principal de estrellas del campo. 

Este es el resultado más fiel que he podido dibujar:


Con la visión de estas cuatro bellezas me despedí de la experiencia, fue breve pero intensa y lo que son las cosas... el cielo estaba bastante cubierto de velos lechosos y aún así pude ver un montón de cosas. Llegaron los chicos para avisar que habían acabado y venían como topos dando traspiés. ¿Queréis mirar? les digo... qué graciosa, si sabes que venimos cegatos del ordenador. Bueno, tomaros unos minutos y no os vayáis sin ver esto, aunque sea un poquito. 
Y así fue, como nos quedamos de tertulia unos minutos más, mientras esperaba a que se adaptaran un poco alucinaba con el horizonte: estrellas hasta el suelo, y el Centauro en su mejor momento. Pero las nubecillas amenazaban con más intensidad y el cansancio pudo con todos. Mientras ellos subían a mirar por el telescopio disfruté del paisaje estrellado y de esta extraña sensación de ver el horizonte cristalino, con un tono más bien azulón y transparente... como de otro planeta.

Guardamos el telescopio y nos volvimos por los caminos sin pasar de segunda... iba con la cabeza apoyada en la ventanilla como hacía cuando era pequeña. Creo que hay cosas que nunca cambiarán y tampoco quiero que ocurra. 

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