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domingo, 27 de abril de 2025

Surcando el amanecer, una singladura algo agitada



En estos días de agotamiento extremo y falta de tiempo para todo finalmente hice el esfuerzo de adelantar la hora del despertador para intentar ver la conjunción al amanecer.

 

El día anterior había sido un día luminoso y radiante de color azul, tenía la esperanza de que amaneciera igual pero la cosa ya había cambiado desde la medianoche. No me importaba, pondría igualmente el despertador y me levantaría para verla. Es más, dejé preparada la cafetera para subir a verla con una taza bien calentita y los prismáticos. 

 

Me acosté ilusionada, ya tenía preparados los 12x80 en el trípode de la observación anterior y daba gusto saber que no tenía que preparar nada, solo asegurarme que sonara el despertador. 

 

Son las 2:00 am y no me puedo dormir. Serán los nervios, la tensión acumulada de todos estos días… el caso es que los gatos lo huelen y se han venido conmigo y han montado la zona de juegos en la cama. Lo siento chicos, mañana juego con vosotros que me queda poco para levantarme….

 

Cierro los párpados y en unos segundos suena el despertador…

¿Ya? Qué angustia me ha dado, si acabo de cerrar los ojos… Pues nada, a levantarse toda que es la misión de hoy.

 

Lo primero es asomarme a la ventana a ver el percal, no vaya a ser que me tenga que volver a la cama por no perder tiempo de sábana (sabéis, esa sensación de que aún la llevas a rastras…)

El cielo está sospechosamente oscuro, jolín, a ver si se ha cubierto y me da algo. La ventana no me convence así que salgo al patio, y tengo más ventana de cielo. Se ven estrellas, pero están muy apagadas.

Vaya, al final hay velos, no está raso y eso se nota. Bueno, pues aunque sea entre nubes la veré. Está decidido.

 

Preparo la taza de café y me subo a la terraza.

 

Me adelantan los gatos a la carrera por las escaleras… ya me parecía a mí que no se lo iban a perder.

 

Confirmo que el cielo está velado pero parece que hay patrones, quizá tenga suerte y haya zonas mejores, lo iré viendo según vaya clareando.

Pongo el café en el poyete de la barandilla, y saco los prismáticos. Los coloco a la altura de los ojos y comienzo a escudriñar la zona de interés sobre los tejados.

 

Doy un sorbito al café, estoy lista. Esperando el momento.

 

Noto algunas estrellas de referencia cerca por lo que parece que no está cubierto, así que cuando asome Venus se verá seguro. No hay duda.

Esto a gusto. Un momento de paz.

 

Esperando el amanecer, con un delicioso café, los Vixen listos y el sonido de los pájaros cantando a la llegada al alba. No recordaba lo feliz que me hacían estos momentos. Siento como mis baterías físicas y emocionales se recargan.

 

Los gatos se contagian de mis emociones.

 

Comienzan a jugar, Antares revolotea por el suelo mientras Albireo se muestra temerario y se salta al tejado que hay al otro lado del bordillo de la barandilla. ¡Ven aquí!  Que me da vértigo verte salir ahí.

 

Bueno, debo confiar en su instinto, pero no me fio, aun así, vuelvo a los prismáticos. Por la hora debe estar a punto de asomar. No me lo quiero perder.

 

Entonces ocurre lo que tanto esperaba. Como un faro de fuego aparece ardiendo sobre los tejados. Es enorme, está ardiendo.

Las nubes le dan un tinte brutalmente saturado, lo que sumado al brillo me deja sin palabras. Tanto que no despejo los ojos de los prismáticos y casi no puedo hablar.

 

Sube rápido, es fantasmagórico.

El campo de visión, que antes ofrecía oscuridad y unos tejados con chimeneas iluminadas por las luces artificiales, ahora se ha enriquecido con la única luz que llama mi atención.

 

Lentamente sube mientras respiro.

 

A penas se ha mantenido tocando los tejados, la separación ha llegado inminente ante la atenta mirada de unos ojos pegados a los oculares.  

Asciende suave y sin freno, un faro de luz ajeno a los mortales que aún dormitan bajo los tejados que ahora ilumina. Se va de puntillas para no despertar, rumbo a los cielos. Lo que no sabe es que le estoy observando.

 

Entonces su color comienza a mostrar variaciones. Parece que el patrón de nubes no es homogéneo, y varias capas se ponen en su camino haciendo que su intensidad y color vayan cambiando en tonos bermellones y rubies.

 

Es impresionante, pero en los instantes que he estado mirando con los prismáticos la claridad del alba ha comenzado a aparecer en el horizonte. Un sutil resplandor de azul oscuro comienza a revelar el patrón de nubes que me están ocultando el escenario.

Cachis, solo están ahí, más al norte está raso….

 

Bueno, parece que es una banda local y que más arriba también hay un buen hueco despejado, así que no me preocupa mucho y sigo disfrutando.

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Mientras espero el momento de la salida de la Luna hago un intento de asomar burdamente el teléfono al ocular para ver si capto algo. No es gran cosa pero se aprecia un poco el color intenso del planeta.

 

Me sorprende cómo la tímida fase del planeta, que se podía ver con los 12x80, también se intuye en la imagen rodeada del halo nuboso rojizo.

 

Dejo el teléfono colgado del cordón y vuelvo a lo mío, por la altura de Venus ya tiene que estar a punto de asomar los cuernos de la luna. Es más, la zona cenicienta seguro que ya ha salido pero me cuesta verla con la suciedad del horizonte.

 

Entonces ocurre.

 

Como la proa de una barca vikinga encendida en fuego asoma el cuerno de la luna embistiendo el horizonte. Es indescriptible.

Para soltar una borriquería y quedarme corta.

 

¡Qué entrada tan majestuosa! Qué fuerza visual tan salvaje. No puedo moverme. No quiero moverme no vaya a perder un segundo de este momento.

 

 

Entonces la proa del barco, que parecía navegar viento en popa, comienza a retroceder. Como si un fuerte viento la empujara hacia atrás.

 

A medida que la luna asoma, la fase iluminada cerca del polo norte va asomando más y más, y comienza a llegar el resto del barco lunar. Viaja vertical… sube asomando la quilla y toda la fase más iluminada visible comienza a ganar terreno. Asoma en llamas, como empujada por un viento ardiente hacia el oeste… No puede contra el oleaje, se deja arrastrar hacia el irremediable destino de su viaje a poniente.

 

Entonces asoma la popa. Llega terminando como en un fino hilo de luz que se desprende del horizonte, definitivamente es expulsada y lanzada a los cielos… a merced del viento solar.

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Ella se resiste, trata de aferrarse a las chimeneas, echa un cabo, pero éste no puede contener la furia del momento… y sale despedida rozando los tejados. Todo pasa en un instante, no me da tiempo casi a pestañear.

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Las nubes comienzan a trocear el barco, algunas más densas crean un efecto fantasmagórico creando patrones de capas oscuras de luces y sombras con tonalidades encarnadas y rosadas.

 

Vaya, todo está pasando tan rápido…

Intento mover el prismático con los mandos para intentan ver en el campo de visión también a Venus…. ¡caben justos!

Unos 4º los separan vistos en este momento, eso significa que Saturno ya está también cerca a la altura de la luna pero se hace aún difícil de ver por las nubes.

 

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Es una pena que justo las únicas nubes de la zona estén aquí, pero no voy a lamentarme por ello, pues al ser tan dinámico todo por la velocidad con la que suben en el cielo los astros estas nubes crean un efecto mágico y hermoso al conjunto. Hay que sacar el lado bueno de todo, siempre que se pueda.

 

Ya tengo a ambas diosas a la vista, ahora me queda el escurridizo Saturno, que sigue agazapado escondido entre las nubes.

El sonido del amanecer invita a soñar, los pájaros cantan canciones hermosísimas, la luz del amanecer sigue en aumento aclarando lentamente el horizonte… mi café aún está humeante, doy varios sorbos mientras separo la vista de los prismáticos para degustar con la mirada puesta en el infinito.

Se ve tan bonito…

No tengo palabras de agradecimiento para este momento de paz.

 

 

Poco a poco el conjunto va subiendo, está a punto de asomar por fin por la banda de nubes que está recostada en el horizonte.

Vuelvo a los 12x80 para presenciar el despertar de Saturno, no se encuentra muy lejos, pues descansa al oeste de la luna casi a su misma altura.

 

Rastreo la zona y éste no tarda en aparecer. ¡Qué conjunto! Si ver la Luna y Venus en el mismo campo era una pasada ahora con Saturno no se queda atrás. ¡Es tan extraño no verle el anillo! Con estos prismáticos siempre lo veo, pequeñito, pero perfectamente definido, hoy solo es una bola sin más, tímida y asustada. No me extraña, se siente desnudo ante la silueta sinuosa de la Luna.

 

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Saturno está más cerca que la Luna que Venus, pero cuando intento centrar el trio de astros… ¡caramba! Entran justos.

 

Visualmente era una pasada, cada uno en una esquina del campo, brillando con su personalidad. La Luna enorme y curvada, con su fabulosa luz cenicienta marcando sus curvas bien redondeadas, Venus intenso y cómplice de la Luna mostrando su misma fase, pero en miniatura. Saturno hace todo lo posible por acompañarlas en este encuentro, y ellas, bien agradecidas por el cortejo le arropan en su viaje solitario por los cielos de la alborada. Pronto se irán, la Luna está de visita fugaz, pero Venus tiene los días contados, no puede hacer otra cosa. Aun así la amistad ya ha quedado sellada para siempre.

 

El alba ya inunda el cielo, el azul ya clarea con fuerza mientras los verdes y amarillos comienza a asomar empujados por el anaranjado que precede al sol… Los pájaros se unen a coro y me siento rodeada, más aún, mientras en el cielo los planetas me dan las gracias por acompañarlos en este momento. Antares en el cielo se va apagando, mientras otro Antares peludo ronronea en mis piernas para pedir algo de atención.

 

Trato de plasmar el momento en un pequeño boceto en el cuaderno, y tomo la última fotografía en los prismáticos. El campo que aparece en la pantalla tiene menos profundidad que lo que veo cuando asomo los ojos… me quedo con ésta visión sin duda.

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Me quedo mirando hasta que el cielo se apaga…

Hasta que se enciende el día…

 

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2 comentarios:

  1. Yo he dibujado algo la Luna.Copia. De algunos libros. Amo la astronomia. En otra vida, o quizas, en esta, sea o bien,geologo, o bien fisico-astronomo.Pero tengo pocas posibilidades por mi edad avanzada.Un saludo cordial desde Mendoza. Oscar Ferreyra.

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    1. Muchas gracias por seguir este trabajo, nunca es tarde para disfrutarlo, salga mejor o peor, no hay un baremo o calidad mínima. Esto es una herramienta para disfrutar de mirar al cielo. Asi que anímate y comparte :)

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